miércoles, 9 de diciembre de 2009


Ante el aspecto de aquella noche tan maravillosa los pastores se impresionaron y se quedaron alrededor de sus cabañas mirando a todos lados. Entonces vieron maravillados la luz extraordinaria sobre la gruta del pesebre. Como al principio se asustaron los pastores, apareció un ángel ante ellos y les dijo:
“No temáis, pues vengo a anunciaros una gran alegría para todo el pueblo de Israel. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor. Por señal os doy ésta: encontraréis al Niño envuelto en pañales, echado en un pesebre”. Entonces se oyeron los cantos de los ángeles alabando a Dios cantando: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra para los hombres de buena voluntad”.

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