miércoles, 3 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza



Con la imposición de la ceniza, se inicia una estación espiritual particularmente para prepararse dignamente para vivir el misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte, y Resurrección del Cristo.

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra, es decir, convertíos y creed en el Evangelio, invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. (Mc 1,15)
“Acuérdate que eres polvo y al polvo has de volver” Gén 3,19)

Significado de ceniza
Del latín “Cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego, muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad y ahora es interpretado como humildad y penitencia.

La cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la vigilia Pascual.
Algo debe quemarse y destruirse en nosotros para dar lugar a la novedad de la vida Pascual de Cristo.
La ceremonia de la ceniza, eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana, del hecho de que estamos de paso sobre la tierra y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. Tiempo real de La Cuaresma

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. Y deja que la gracia divina penetre en su corazón y, a semejanza de Santa María se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa. (Lc 1,38)
Ayuno y abstinencia.
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. Y la abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el miércoles de ceniza y el viernes Santo.
No es la renuncia por la renuncia en si, sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de si mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de los sentidos.

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